



Es cierto que las tarjetas de crédito sirven para atender una emergencia o imprevisto; pero en ocasiones pueden traer más problemas que beneficios para la estabilidad financiera.
Adquirir una tarjeta de crédito implica gastos de mantenimiento, pago de anualidades y otras comisiones, así como cobro de intereses por pagos demorados o incompletos.
Cuando se trata de una emergencia o imprevisto es mejor acudir a un fondo de ahorro, ya sea para reparar la lavadora o secadora; la descompostura del coche o pagar una consulta médica y medicamentos.
El fondo de ahorro es ese "colchoncito" que no muchos tienen pero que todos necesitan. Este fondo debe estar bien asegurado y no utilizarse en cualquier situación, al menos que se trate de una emergencia.
La cantidad que se debe guardar dependerá de los gastos fijos mensuales de cada persona y, en general, se recomienda que sea de tres meses mínimo porque en promedio es lo que una persona se tarda en encontrar un nuevo empleo.
El fondo de ahorro o de emergencias depende de los gastos de cada personas y se empieza con:
Ahora, si ya se tiene una tarjeta es conveniente establecer un límite de crédito por mes, cuya modificación se puede solicitar al banco, de modo que se tenga un mejor control de gastos para prevenir un aumento descomunal de la deuda.