



La mezcla de distintos alimentos, su consistencia, la manera en la que se presenta, son algunos de los impedimentos que ponen los comensales para no degustar el postre.
Sin embargo, la mezcla de los alimentos que conforman la capirotada aportan un gran número de nutrientes, además de ser una fuente completa de calcio y proteína para el cuerpo.
Los ingredientes principales de la capirotada son alimentos en su mayoría saludables. Aquí te explicamos sus características nutrimentales y beneficios a la salud.
Es rica en calcio, manganeso, fibra y antioxidantes. Ayuda a la formación de huesos fuertes y a combatir los radicales libres, reduciendo el riesgo de tener enfermedades cardiacas o algunos tipos de cáncer, así como al fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico y al retraso del proceso de envejecimiento.
Contiene gran cantidad de antioxidantes como el resveratrol y la zeaxantina, que tienen un efecto cardiovascular protector.
Por su cantidad de fibra también es un buen prebiótico que ayuda a mantener saludable la microbiota intestinal. También es fuente de calcio, potasio y hierro.
Son fuente importante de grasas vegetales, en su mayoría monoinsaturadas, que favorecen la salud cardiovascular. También son fuente de proteína.
A pesar de que es un alimento alto en grasas, razón por la que su consumo debe ser moderado, es muy buena fuente de vitamina A, calcio y proteína.
Es rico en vitamina C y potasio, su color rojo es resultado de su alto contenido de betacarotenos, una forma de vitamina A. Además, contiene licopeno, luteína y zeaxantina, poderosos antioxidantes.
Como fitoquímicos están también presentes en el jitomate los flavonoides y los fitoesteroles, que además de ser antioxidantes pueden actuar como antiinflamatorios y antivirales. Todos estos nutrimentos aportan beneficios directos a la salud, ya sea en el sistema digestivo, cardiovascular e inmunológico, entre muchas otras funciones vitales.
Es fuente de eugenol y flavonoites, por lo que tiene diversas propiedades como la antiinflamatoria, el combate la digestión y la estimulación de una buena circulación.
Contiene vitaminas A, B6, C y E, ácido fólico y también es una buena fuente de potasio, hierro y fibra.
Su nombre deriva del “capirote”, haciendo referencia a los gorros que usan algunos sacerdotes durante la Semana Santa.
La capirotada es un postre tradicional mexicano compuesto de pan añejo, piloncillo, canela, cacahuates y queso, con un toque de clavo, cuya receta fue registrada por primera vez en el libro De re coquinaria, del romano Apicio, que data del siglo IV y donde encontraba descrita la receta de La Sala Cattabia, una preparación antecesora al platillo que conocemos hoy en día. En este libro su preparación era bastante diferente, pues se elaboraba con vinagre, pepinos, pepitas de vino, alcaparras e hígado de pollo. Lo que la capirotada conservó fue el pan en forma de capas y la homogeneización de los ingredientes.
Posteriormente se escribió la receta bajo el nombre de “Sopa de Capirotada” en un libro de Francisco Martínez Montiño en 1611, quien introdujo a la preparación el queso rallado entre las capas del pan.
No fue sino hasta el arribo de los españoles a México que la capirotada se transformó en un platillo sin carne y en 1780 se describió en recetarios de cocina como un plato de vigilia que contenía como ingredientes principales las capas de pan, el queso, el aderezo a base de piloncillo y el jitomate.
Se cree que la eliminación de la carne de la receta original se debió a una crisis alimentaria de la segunda mitad del siglo XVIII y en los años 60 se retomó la preparación de la receta de capirotada, actualmente popular en nuestro país.
Los estados en los que la capirotada es un postre particular son Colima, Chihuahua, Coahuila, Durango, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Zacatecas, Tamaulipas, Baja California Sur, Jalisco, Michoacán, San Luis, Potosí, Guanajuato y Nuevo León, donde es consumida principalmente durante la Cuaresma.
Su preparación cambia dependiendo de donde se prepare y puede variar el contenido de jitomate, cebolla, frutos secos, garbanzo molido, leche, clavo, canela y almendras.