



En la época prehispánica, el chocolate era considerado un alimento único para los guerreros o personajes de la alta sociedad, y en algunos casos se utilizaba para celebraciones o ritos.
En la actualidad, el chocolate está disponible en tiendas de autoservicios, supermercados y hasta en boutiques especializadas en su elaboración artesanal.
En la antigüedad se mezclaba el cacao con semillas de zapote y maíz, que se dosificaba en pequeñas bolitas y se entregaba a los guerreros con agua caliente.
En 1870, el chocolatero Daniel Peters mezcló cacao con leche y azúcar, surgiendo así el chocolate dulce, que es el de mayor consumo en el mundo.
Este alimento puede ser saludable dependiendo de los ingredientes que se utilizaron para su elaboración. En el mercado existen tres tipos: chocolate blanco, chocolate negro y chocolate con leche.
Se sabe que el chocolate blanco no contiene cacao, el fruto que hace que este producto sea algo saludable. Esta variedad está elaborada con manteca de cacao, leche y azúcar, además de edulcorantes y productos semielaborados.
De acuerdo a diversos estudios, el chocolate con leche contienen menos del 40 por ciento de cacao, siendo la leche en polvo, azucarada o condensada la que predomina para su elaboración. De ese modo, se reduce la concentración de los polifenoles, aquellos relacionados con la reducción del riesgo cardiovascular.
El chocolate negro que se comercializa contiene un alto porcentaje de crema o pasta de cacao (lo que quiere decir que entre mayor sea este, menos azúcar contendrá) y manteca de cacao.
La Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas señala que investigaciones de compañías como Mars, indican que el chocolate "saludable" es el chocolate oscuro con poca azúcar y mínimo un 35 por ciento de cacao.
Sin embargo, el chocolate consumido en todo el mundo en forma de bombones, confituras, infusiones o como saborizantes, se mezcla con leche, agua, almendras de cacao tostadas, molidas y mezcladas con azúcar, vainilla y canela, pero menos de un 40 por ciento de cacao.